Texto el ilustración: Sol Chaparro
Profesora de educación inicial
Edad: Toda la familia
Cuento infantil: El señor Ceijas, a pesar de ser tan buen trabajador tenía un defecto: no miraba a las personas, estaba tan preocupado en lo que tenía que hacer que al final no paraba ni un instante y decía que no tenía tiempo para nada.
Así pasaban los días y el señor Ceijas iba de un lado a otro sin parar. Su familia se empezó a preocupar porque ya no compartía con ellos los domingos. No participaba en las conversaciones familiares, ni siquiera el día de la semana especial, Viernes de pizza con piña y película en la noche. No paseaba al perro ni ayudaba con las tareas de la casa, lo único que tenía en su cabeza el señor Ceijas era su trabajo.
¡¿Qué hacemos con el señor Ceijas?! pensaban todos mientras se agarraban la cabeza. Entonces la familia convocó a una reunión de emergencia, esto no podía quedar así, la familia debía hacer algo al respecto.
Fue entonces, que durante una semana, todos empezaron a buscar la manera de que el señor Ceijas les prestara atención; algunos le escondían el periódico, otros le ponían plastilina en sus zapatos y le amarraban los pasadores uno con el otro, le servían de almuerzo la comida que menos le gustaba, pero nada funcionaba. ¡El señor Ceijas no reaccionaba !
Cuento infantil
Pero un buen día, llegó el momento de que todos en la familia se cortaran el pelo y en la casa del señor Ceijas ya estaban todos listos para pasar por las tijeras menos uno, si, el señor Ceijas, que estaba siempre tan atareado que, claro está, se había olvidado.
Cuando llegó a su casa, ya de noche, estaba muy pero muy cansado, mucho más que otros días, eran días duros y difíciles en la oficina, estaba tan fastidiado que no prendió las luces de su casa. Fue entonces que caminó hacia su cuarto y sin darse cuenta tropezó con las tijeras, estas salieron volando, el señor Ceijas no sabía lo que sucedía, mientras que asustado tropezaba y caía al piso. Al pisar las tijeras, estas volaron por los aires, se levantaron muy pero muy alto y “¡Zaas!” ¿Qué había pasado? las tijeras cortaron las cejas del señor Ceijas.
Al escuchar tal alboroto, todos en la familia aparecieron de inmediato, prendieron las luces pero no sabían lo que ocurría. En eso el señor Ceijas se levantó y todos lo miraron sorprendidos, esas cejas tan grandes que tenía antes ahora ya no estaban.
El señor Ceijas notó ¡la cara de asombro que tenían todos! Sin más, fue al espejo a verse y descubrió sus ojos, su boca, su nariz, ¡toda su cara! Estaba tan sorprendido que fue donde su familia y les dio un gran abrazo como si fuera la primera vez que los veía, ellos contentos, también lo abrazaron.
Fue así que, a partir de ese momento, el señor Ceijas fue capaz de sonreír, de expresar lo que sentía a través de sus ojos. Compartió mucho más con su familia y con todas las personas que lo querían. Puso fotos de su familia en su oficina y reconoció que el camino al trabajo era bello, lleno de árboles, pájaros y flores.
Cuento infantil. Es más, incluso empezó a llegar a casa temprano los viernes de pizza con piña y no dudaba en dar su opinión sobre la película que le gustaría ver, siempre las de acción. El señor Ceijas estaba feliz de nuevo y esa cara de amargado, cansado y triste desapareció. Por fin pudo ver lo que realmente no podía y eso lo llenó de mucha felicidad.