Estrellita

Estrellita

Texto, ilustración y audio: Sol Chaparro

Audio aquí

Profesora de Educación Inicial

Edad: 5 a 6 años

Era un día como cualquier otro en la galaxia. Estrellita, una pequeña estrella de la vía láctea estaba sonriente, como siempre, escuchando como conversaban las demás..  Ahhhh… Estrellita, siempre brillante y luminosa!

Como les contaba, Estrellita siempre parecía muy feliz, pero ¿lo era realmente? Tenía un problema que a veces, en el fondo de su luz, no le permitía estar alegre y era que no le gustaba compartir lo que sentía.

Estrellita creía que podía encontrar una solución a sus problemas ella  sola y por su propia cuenta. Así,  prefería mostrar siempre felicidad, alegría y sonreír, esa sonrisa que, para los demás,  caracterizaba a Estrellita  por sobre todas las cosas.

Sin embargo, un día cualquiera Estrellita se empezó a sentir muy pesada. Formas metálicas y rocosas empezaron a pegarse a su cuerpo, ella trataba de quitárselas de encima, pero no podía.

Sus estrellas amigas se dieron cuenta, le preguntaban  sorprendidas qué era lo que le estaba pasando, pero Estrellita solo se iba corriendo, escapaba y no quería hablar de su incomodidad con nadie, pues no sabía cómo explicarlo.

Esto hacía que cada vez se le pegaran mucho más rocas, tanto así que ya la pequeña Estrellita no podía casi moverse. ¡Qué pesada era su carga! ¡Estaba tomando la forma de un asteroide! Uno muy grande, oscuro y pesado. Dejó de tener luz, ya no tenía brillo y comenzó a apagarse y, por supuesto, a sentirse más y más triste y sola.

Así pasaba los días Estrellita, apagada, triste y oscura en medio de planetas, asteroides, cometas y un millón de estrellas. Pero sucedió que un día, una ráfaga muy fuerte la movió y se dejó llevar sin fuerzas y sin ganas.  Millones de asteroides en su recorrido habitual la rodearon y cuando se dió cuenta, estaba otra vez en la vía láctea, con su pesado, rocoso y metálico cuerpecito, atrapada entre muchas estrellas que no entendían de dónde y cómo había llegado este cuerpo extraño donde ellas.

No la reconocieron. Unas miraban con miedo, otras con curiosidad y algunas se empezaron acercar. En eso una de ellas, la estrella  más valiente, se puso a su lado y le dió tímidamente unos golpecitos. Estrellita, que estaba dentro de este cuerpo rocoso y oscuro respondió a su vez dando golpecitos débiles pero que fueron suficientes para que muy tímidamente, se asomara una lucecita que las demás reconocieron como la luz de una estrella. Poco a poco, la fueron liberando de las piedras que ya no dejaban casi respirar a Estrellita. Ufff, qué aliviada se iba sintiendo.

  • ¡Mira! se van cayendo! Cuando le decimos palabras bonitas las piedras van cayendo!
  • Vamos, sigamos dándole fuerzas, eso le da confianza y hace que desaparezca toda la carga que tiene encima!
  • Vamos, no dejemos de alentarla, de demostrarle nuestro cariño!

Entonces con más palabras de cariño, de aliento y de apoyo, Estrellita finalmente se libró de esa carga tan pesada que las piedras oscuras, metálicas y rocosas producían en ella y con ello, se libró también del miedo, de la tristeza y comenzó a sentir un cosquilleo en su cuerpecito. Sí, sin duda, era la confianza en ella que la invadía por completo.

Fue así que cuando cayó la última piedra, Estrellita estiró sus manitas, se infló de mucha alegría y destellos y luces brillantes salieron de cada una de las partes de su cuerpo.  Luz de alegría, de felicidad, de seguridad y de confianza en ella. Se acercó a cada una de las estrellas y les agradeció con un abrazo muy grande. Sin su aliento, no hubiera podido lograr y sentir las emociones que en ese momento brillaban dentro de ella ¡Qué ligera se sentía! Ya no tenía ningún peso encima. Se propuso desde entonces compartir mucho más sus emociones, sus momentos buenos y no tan buenos y comprendió que las amigas pueden lograr lo que nadie es capaz de conseguir. Ahora está tranquila y feliz, compartiendo su alegría con toda su familia  en la vía láctea.

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