El monstruo que se lleva las medias

Cuento

El monstruo que se lleva las medias

Texto e ilustración: Sol Chaparro
Profesora de Educación Inicial

Edad sugerida: 3 a 4 años

¿Alguna vez te ha pasado que has ido al cajón de tu ropero y no has encontrado una de tus medias? ¿Esas de estrellas, de puntitos de colores, de rayas incluso esas que tienen un huequito en el dedo gordo del pie? A mí sí, y muchas veces.

Zaac, era un monstruo naranja con puntos verdes, gordo, redondo y grande, con manos y pies que terminaban en cuatro garras, tres ojos, una boca grande con un colmillo afuera, con un pequeño mechón rojo donde se escondían dos cuernos marrones y una nariz que, a pesar de ser diminuta, era muy potente. A pesar de su aspecto bastante monstruoso, era muy cariñoso y tierno. No era de muchas palabras y su pasatiempo favorito era buscar medias, pero no cualquier media, si no las apestosas, de esas que usas el día entero y mejor si es que has tenido un día de juegos y deporte.

Este encantador monstruo olía con su potente nariz toda la ciudad en busca de las mejores medias e iba por las noches a las casas de los niños. Entraba por las rendijas y por debajo de las puertas, pues su cuerpo era como un malvavisco, gomoso y apachurrable. A pesar de que le gustaban los olores fétidos, él olía a cereza, por eso cada vez que entraba a una casa las personas sentían un rico y delicioso aroma.

Una vez dentro de las casas buscaba en los cuartos de los niños, bajo las camas, sobre las sillas y, obvio, dentro de las zapatillas de deporte porque, como hemos dicho, ahí estaban sus medias favoritas. Sin hacer ruido, buscaba y buscaba ¡una, dos y hasta tres encontraba! Incluso iba hasta la canasta de ropa sucia, dónde se escondían las medias más apestosas y cochinas, las recientes y las de días anteriores, ¡esas eran las mejores!

Pero….te preguntarás ¿Por qué Zaac iba detrás de las medias más apestosas? Pues, porque Zaac era de un planeta muy lejano llamado “Patacaliente Auch!”. Zaac vivía ahí con todos sus amigos monstruos que, como él, eran grandes y tenían también olor a fruta.

Un día Zaac decidió irse de viaje y llegó a la tierra. Le llamaba mucho la atención lo diferente que era de su planeta. Por lo pronto, le asombró mucho que hubiera día y noche. La tierra se oscurecia, la luz del día duraba un tiempo y, llegada la noche, había que descansar y dormir. En «Patacaliente Auch»! solo había sol y Zaac y sus amigos siempre estaban ocupados trabajando y divirtiéndose. Le gustaron los paisajes, las playas, los bosques, los animales y las diferente plantas de la tierra ¡Zaac estaba maravillado!

El inquieto monstruo veía con sus tres ojos que, llegada la noche, cada casa apagaba sus luces. Poco a poco Zaac empezó a quedarse sin nada que hacer. Miraba por las rendijas de las casas a los niños y a los adultos que dormían tan plácida y tranquilamente que él también quiso probar. Sería la primera vez que dormiría y, con mucha emoción, decidió buscar la forma de cómo podría soñar igual que los demás.

Investigando, se dió cuenta que tomando un té caliente lo podría lograr. Pero cuando lo hizo y llegó la hora de tomarlo, estaba tan caliente que al final se quemó la lengua. El pobre monstruo terminó muy adolorido pero no se rindió y siguió investigando. Luego escuchó que contar ovejas sería la solución a sus problemas de sueño. Se echó debajo de un árbol y se puso a contarlas. El problema era que en vez de darle sueño, al gordo Zaac le empezó a dar hambre y pensó en buscar una oveja para saciar sus ganas de comer.

Cuando se disponía a ir por la oveja pasó por un basurero. En eso sintió un olor, uno que nunca había sentido antes y si, el maravilloso olor venía del interior del basurero. Se paró en seco, se acercó y no dudó en buscar ese olor que era tan nuevo para él.

En eso encontró una media. Una tan apestosa que cuando la olió Zaac cayó en un profundo sueño.

Fue entonces que este simpático monstruo descubrió que oliendo las medias apestosas de los niños, podía conseguir un delicioso y apacible sueño.

Zaac decidió, entonces, quedarse a vivir en la tierra buscando cada noche una nueva media para oler y así poder dormir.

Pero no te preocupes que tus medias luego de dos días aparecerán en su lugar ¡y limpias!