Cuentos – Unos días con Bobby https://unosdiasconbobby.org Libro para niños - Unos días con Bobby Thu, 09 Dec 2021 02:33:40 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.3 https://unosdiasconbobby.org/wp-content/uploads/2023/03/cropped-favicon-32x32.png Cuentos – Unos días con Bobby https://unosdiasconbobby.org 32 32 Cuento infantil. El Señor Ceijas https://unosdiasconbobby.org/2020/09/16/cuento-infantil/ Wed, 16 Sep 2020 22:55:49 +0000 https://gycreativa.pe/2020/09/16/cuento-infantil/ Cuento infantil. El Señor Ceijas Leer más »

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Texto el ilustración: Sol Chaparro
Profesora de educación inicial

Edad: Toda la familia

Cuento infantil: El señor Ceijas, a pesar de ser tan buen trabajador tenía un defecto: no miraba a las personas, estaba tan preocupado en lo que tenía que hacer que al final no paraba ni un instante y decía que no tenía tiempo para nada.

Así pasaban los días y el señor Ceijas iba de un lado a otro sin parar. Su familia se empezó a preocupar porque ya no compartía con ellos los domingos. No participaba en las conversaciones familiares, ni siquiera el día de la semana especial, Viernes de pizza con piña y película en la noche. No paseaba al perro ni ayudaba con las tareas de la casa, lo único que tenía en su cabeza el señor Ceijas era su trabajo.

¡¿Qué hacemos con el señor Ceijas?! pensaban todos mientras se agarraban la cabeza. Entonces la familia convocó a una reunión de emergencia, esto no podía quedar así, la familia debía hacer algo al respecto.

Fue entonces, que durante una semana, todos empezaron a buscar la manera de que el señor Ceijas les prestara atención; algunos le escondían el periódico, otros le ponían plastilina en sus zapatos y le amarraban los pasadores uno con el otro, le servían de almuerzo la comida que menos le gustaba, pero nada funcionaba. ¡El señor Ceijas no reaccionaba !

Cuento infantil

Pero un buen día, llegó el momento de que todos en la familia se cortaran el pelo y en la casa del señor Ceijas ya estaban todos listos para pasar por las tijeras menos uno, si, el señor Ceijas, que estaba siempre tan atareado que, claro está, se había olvidado.

Cuando llegó a su casa, ya de noche, estaba muy pero muy cansado, mucho más que otros días, eran días duros y difíciles en la oficina, estaba tan fastidiado que no prendió las luces de su casa. Fue entonces que caminó hacia su cuarto y sin darse cuenta tropezó con las tijeras, estas salieron volando, el señor Ceijas no sabía lo que sucedía, mientras que asustado tropezaba y caía al piso. Al pisar las tijeras, estas volaron por los aires, se levantaron muy pero muy alto y “¡Zaas!” ¿Qué había pasado? las tijeras cortaron las cejas del señor Ceijas.

Al escuchar tal alboroto, todos en la familia aparecieron de inmediato, prendieron las luces pero no sabían lo que ocurría. En eso el señor Ceijas se levantó y todos lo miraron sorprendidos, esas cejas tan grandes que tenía antes ahora ya no estaban.

El señor Ceijas notó ¡la cara de asombro que tenían todos! Sin más, fue al espejo a verse y descubrió sus ojos, su boca, su nariz, ¡toda su cara! Estaba tan sorprendido que fue donde su familia y les dio un gran abrazo como si fuera la primera vez que los veía, ellos contentos, también lo abrazaron.

Fue así que, a partir de ese momento, el señor Ceijas fue capaz de sonreír, de expresar lo que sentía a través de sus ojos. Compartió mucho más con su familia y con todas las personas que lo querían. Puso fotos de su familia en su oficina y reconoció que el camino al trabajo era bello, lleno de árboles, pájaros y flores.

Cuento infantil. Es más, incluso empezó a llegar a casa temprano los viernes de pizza con piña y no dudaba en dar su opinión sobre la película que le gustaría ver, siempre las de acción. El señor Ceijas estaba feliz de nuevo y esa cara de amargado, cansado y triste desapareció. Por fin pudo ver lo que realmente no podía y eso lo llenó de mucha felicidad.

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Cuento: Nahali y Bîsái https://unosdiasconbobby.org/2020/09/09/cuento-nahali-y-bisai/ Wed, 09 Sep 2020 18:09:47 +0000 https://gycreativa.pe/2020/09/09/cuento-nahali-y-bisai/ Cuento: Nahali y Bîsái Leer más »

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Texto e ilustración: Sol Chaparro
Profesora de educación inicial

Cuento para toda la familia

Dicen que una vez nació una niña en el bosque, entre flores de loto y plantas que flotaban en un lago grande y hermoso. En ese mismo espeso bosque vivía un tigre, un tigre blanco y grande, con rayas negras y al que podías ver desde la distancia. Él caminaba entre los árboles y las flores y todos los animales que también habitaban en el bosque, lo miraban con mucho respeto.

Cierto día, mientras paseaba, escuchó un sonido que le llamó la atención, este era muy diferente a los que normalmente se oían en el bosque. Caminó y caminó entre las plantas, troncos, flores y hongos y el sonido lo llevó hasta un lago grande, azul oscuro que casi no se movía y solo lo hacía al compás de las hojas que caían de los árboles de alrededor.

El tigre blanco se quedó mirando asombrado este hermoso sitio cuando, de pronto al volver su vista hacia la orilla se dio con la sorpresa que había un bebé, un pequeño bebé que lo miraba mientras hacía sonidos con su boca. Estaba acurrucada entre flores de loto y ellas mismas, con el movimiento de las olas que la suave brisa creaba en el lago, la mecían como si estuviera esperando al imponente tigre.

Fue así que Nahali la bebé y Bîsái el tigre blanco, se conocieron. Desde ese primer día estuvieron juntos y no se separaron más, siempre Nahali detrás de Bîsái, siguiendo sus pasos. Él le enseñó todo lo que la naturaleza significaba y el cariño, respeto y amor que había que tenerle. Cada planta, animal, árbol e insecto tenían un sentido y un propósito y ella comenzó a ser parte de ese hermoso lugar. Soportando las grandes lluvias, difíciles olas de calor y el frío congelante a su paso, Nahali hizo del bosque su hogar.

El lugar favorito de ambos era sentarse debajo de un enorme árbol, ellos lo llamaban “El árbol de la vida” porque era justo en ese lugar, cerca al lago, donde ambos se habían conocido. Bîsái se echaba en el pasto y Nahali encima de él mientras jugaba con su cola y, entre risas y juegos, ambos se quedaban dormidos. Y así pasaban los días y poco a poco Bisái y Nahali se iban conociendo y conectando más.

Pero ¿Cómo un tigre pudo criar a una bebé? pues estas cosas solo suceden en muy raras ocasiones ¿Un golpe de suerte? tal vez, lo único que ellos sabían era que dentro de sus corazones se aceptaron y así se querían.

El tiempo pasó, Nahali creció hasta convertirse en una mujer fuerte y hermosa. Ella descubrió que tenía magia en sus manos y cada cosa que tocaba la llenaba de un brillo especial, sanando todo a su paso y la naturaleza, sabia, le respondía dándole los mejores frutos y plantas. Era feliz en el bosque con todos los animales, plantas y árboles. Pero, así como ella iba creciendo y haciéndose más rápida y fuerte, Bîsái se hacía cada vez más lento y viejo.

El imponente tigre blanco Bîsái, que al principio iba adelante al caminar, miraba con resignación pero con gratitud y alegría, como Nahali respondía a todo lo que le había enseñado, los animales la respetaban y querían estar cerca de ella. Poco a poco dejó que Nahali tomara su lugar.

Cuando Bîsái partió y se hizo uno con la tierra, Nahali se volvió la guardiana y cuidadora del bosque y, para poder honrar a su querido compañero, tomó una flor de loto y la llevó al lago donde se conocieron por primera vez. Así, ella se despedía de él de la misma manera, recordándolo siempre como su más amado amigo y compañero de vida.

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Cuento. El árbol de la casa https://unosdiasconbobby.org/2020/09/07/cuento-el-arbol-de-la-casa/ Mon, 07 Sep 2020 18:30:32 +0000 https://gycreativa.pe/2020/09/07/cuento-el-arbol-de-la-casa/ Cuento. El árbol de la casa Leer más »

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Cuento: El árbol de la casa

Texto e ilustración: Sol Chaparro
Profesora de Educación Inicial
Por: Kékoro cuentos
🎧: https://sptfy.com/9mXn

Edad: 4 a 5 años

Había una vez un árbol, un árbol tan frondoso y grande que daba sombra a casi una cuadra del vecindario. En él, cantaban de día ruiseñores y gorriones y dormían de noche picaflores y petirrojos. Ese, era el árbol que yo llamaba “el árbol de la casa”.

A él lo descubrí desde mi cuarto, cuando era muy pequeñita. Un día que, con mucho esfuerzo logré pararme en mi cuna, sostenerme en sus barrotes y señalárselo con mi dedo a mamá. Ella me dijo: “si, Ana, es el árbol de la casa”.

Durante mi niñez él fue mi columpio, el lugar de mis acrobacias en sus ramas, donde me protegía del fuerte sol del verano y, más tarde hasta mi refugio. Pasaba horas sentada apoyada en su tronco leyendo, mirando las aves pasar o simplemente escuchando el murmullo del vecindario.

En primavera, se convertía en un paisaje de color. Flores rojas escarlatas llenaban su copa y el olor dulce y pegajoso invitaba a las abejas y a los gorgojos a chupar el néctar de sus flores. Era cuando mi mamá llenaba los floreros de la casa del rojo de sus flores y de ese olor intenso y dulce que aún puedo sentir y que se confundía con el del bizcocho que preparábamos cualquier tarde en casa. En otoño se teñían sus hojas de naranjas y marrones y era un espectáculo para mis ojos

En invierno perdía sus hojas, pero mi mamá y yo lo adornábamos con diferentes cintas de colores y algunos ovillos de lana para que nunca pierda su color y se distinguiera de cualquier otro árbol. Así es “el árbol de la casa” era parte de todas las nuevas y divertidas aventuras que teníamos.

Hoy, que ya nos hemos mudado de barrio, recuerdo siempre al árbol que formó parte de mi vida. Su tronco sólido y fuerte, la manera en que se mecían sus hojas cuando el viento soplaba, su timidez en el invierno cuando de él no brotaba nada y los sonidos de los pajaritos que el árbol cobijaba.

No en vano pasó ese árbol en mi vida. Hoy aprecio cada regalo que la naturaleza me da: las flores, sus colores, los animales que habitan en ella, las estaciones y por sobre todo al árbol que tanto me enseñó y que, a pesar de no tenerlo más cerca a mi, lo veo en cada otro que pasa por mi camino, me acerco y hasta me he reconfortado abrazando sus troncos y llenándome de toda la energía que un árbol, con ese vida larga y llena de experiencia, me pueden dar.

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Cuento para toda la familia. Un papel en blanco https://unosdiasconbobby.org/2020/08/11/cuento-para-toda-la-familia-un-papel-en-blanco/ Tue, 11 Aug 2020 22:18:38 +0000 https://gycreativa.pe/2020/08/11/cuento-para-toda-la-familia-un-papel-en-blanco/ Cuento para toda la familia. Un papel en blanco Leer más »

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📌Cuento para toda la familia: Un papel en blanco

Texto e ilustración: Sol Chaparro
Profesora de Educación Inicial
Por: Kékoro cuentos

🎧: https://sptfy.com/dtX0

Edad: Cuento para toda la familia

Cuento para toda la familia

Cuento para toda la familia

Javiera se llamaba,
Se despertó una mañana,
Soñó con su abuelo y su manta de lana.

Se fue a la playa encantada,
A mirar el mar, las olas y la nada,
Y entre recuerdos pensaba,
En su abuelo que ya no estaba.

Distraída iba cantando,
Cuando del cielo cayó,
Un papel en blanco ,
Que ella sorprendida miró,

Javiera lo recogió,
Y ahí mismo decidió,
Que ese papel sería,
Con el que hoy se divertiría.

Llegó a su casa corriendo,
Y sin dudar un instante,
Agarró lápices y acuarelas,
Para dibujar buques, yates y velas.

Al terminar su arte,
Y con mucha emoción,
Pensó en su abuelo,
A quién siempre tenía en su corazón.

Dobló la hoja en partes,
por el centro, la esquina y la punta,
y en un avión convirtió,
Su bella obra de arte.

Hoy te vas al cielo,
Con un mensaje de amor,
Dile a mi abuelo que lo extraño,
Y me dé su protección.

Lo lanzó al aire, hacia arriba,
Voló y voló el avión,
Hoy el abuelo lo tiene,
Prendido de su corazón.

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Mar y el Caracol https://unosdiasconbobby.org/2020/07/14/mar-y-el-caracol/ Tue, 14 Jul 2020 23:37:31 +0000 https://gycreativa.pe/2020/07/14/mar-y-el-caracol/ Mar y el Caracol Leer más »

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Mar y el Caracol

Texto e ilustración: Sol Chaparro

Profesora de educación inicial

📌Escúchalo: https://sptfy.com/52W4

Edad: 5 a 7 años

Esta es la historia de Joaquín, un niño muy aventurero que le gustaba investigar todo lo que estaba a su alrededor.

Vivía en la playa con su familia y todas las mañanas, al terminar de desayunar, se ponía su gorra de colores y su mochila favorita.

También llevaba una lupa, nunca salía sin ella pues, lo ayudaba a ver con más detalle cada cosa que descubría en  su camino.

Al llegar a la playa, Joaquín se olvidaba del mundo. Cerraba los ojos y respiraba profundamente para llenar sus pulmones de la brisa salada que provenía del mar.

Al abrirlos, empezaba su aventura. Ya estaba listo para comenzar a investigar la arena y el mar y no lo detenía nadie. Podía encontrar cosas tan diferentes como la mitad de una conchita blanca, piedras de diferentes formas y colores, algas verdes, estrellas de mar, la cascarita de un crustáceo, caracoles tornillo y hasta corales. Era feliz con cada uno de sus descubrimientos.

Llegada la tarde, su mamá lo llamaba desde el balcón de la casa haciendo sonar una campana; esta hacía un sonido tan especial que Joaquín, a lo lejos, podía escucharla y sabía que era la hora de regresar. Guardaba la lupa, el frasco en su mochila y partía de regreso.

Un día Joaquín y su familia tuvieron que mudarse de la playa a la ciudad.  El abuelo los necesitaba, pues no se sentía muy bien y estaba solito.

Joaquín no dejaba de sorprenderse con todo lo nuevo que veía, carros, edificios, calles y le daba curiosidad una ciudad ruidosa.  La casa del abuelo era grande y espaciosa, y lo que más le gustó a Joaquín fue la chimenea y las macetas con flores de colores. Pero… dónde estaba el mar? Su sonrisa se desvaneció y se fue a sentar a la sala.

  • ¿Pasa algo?-  preguntó su abuelo mirándolo con cariño.
  • Es que abuelo….desde tu casa no se ve el mar….- dijo Joaquín con un gran suspiro.
  • Oooh, entiendo…. -le dijo el abuelo- pero sabes… tengo un secreto para eso.
  • ¿En serio?- le dijo joaquín y se le abrieron los ojos de emoción y sorpresa.

Fue así que juntos, buscaron dónde podría estar el mar. Su abuelo le dijo que tenía que estar atento a los sonidos.

Entonces Joaquín, buscó y buscó, se puso debajo de la silla pero no encontró ningún sonido, se paró en cada esquina de la casa, pero tampoco, se puso un cojín en el oído, no había nada, salió al balcón..hasta que encontró un caracol muy grande.

  • Cubre tu oreja con él – dijo el abuelo. Joaquín lo hizo y su sorpresa fue grande. El sonido lo transportó a su playa, sintió las olas del mar ir y venir,  y hasta recordó el olor a sal. 
  • Abuelo – Dijo Joaquín -el mar está en tu casa! Lo encontramos juntos.

El abuelo se sentó a su lado y le dijo a Joaquín que el mar no solo estaba en ese caracol, sino también estaba dentro de él. Le aconsejó a Joaquín respirar profundo, así sentiría como si el mar se hubiera retirado  y luego al botar el aire el mar regresaría con todas sus olas.

Respira, sostenlo y vendrá a ti el olor del mar y las olas, guarda lo que quieras para ti y deja correr lo que no quieras guardar. Recuerda que no hay dos olas iguales y debes escoger cuál será la mejor para ti, fue lo que le dijo el abuelo.

Joaquín, cerró los ojos, respiró y exhaló, Sintió como el mar lo envolvía y eso lo tranquilizó. ¡Qué felicidad !

Sabía que el mar lo acompañaría a todos lados, solo haría falta buscarlo en su interior. Al abrir los ojos le dio un fuerte abrazo a su abuelo ¡Este momento no lo olvidaría jamás !

Resumen Podcast:

Joaquín es un niño muy aventurero, su lugar favorito es la playa. Un día se mudó a la casa de abuelo pero extraña el mar ¿Logrará descubrir el mar desde ahí? Acompáñalo.

Este cuento nos habla de que no hay imposibles y que hay que descubrir lo que tenemos dentro de nosotros.

Descubre este y más cuentos en nuestra página www.elpezencasa.com

📌Descúbrelo:https://elpezencasa.com/cuento-mar-y-el-caracol/

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Cuento infantil. Rumba https://unosdiasconbobby.org/2020/06/26/cuento-infantil-rumba/ Fri, 26 Jun 2020 23:22:57 +0000 https://gycreativa.pe/2020/06/26/cuento-infantil-rumba/ Cuento infantil. Rumba Leer más »

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Rumba

Texto e Ilustración: Sol Chaparro

Profesora de educación inicial

Edad: 4 a 5 años

Esta es la  historia de una perrita que vive muy feliz en una casa llena de cariño y amor. Tiene un jardín para ella sola donde corre, juega, se calienta al sol y descansa.  Nunca le falta su comida favorita en su plato especial: los fideos, el camote y la zanahoria, además de sus bolitas de cordero. ¡Cuánto amor da esta perrita a la familia con la que vive  y cuánto amor recibe también!  Por ser muy juguetona  le pusieron de nombre Rumba, pues todo en ella es música, ritmo y alegría.  ¡Cómo disfruta de cada uno de sus juguetes!

Pero la vida de esta simpática y cariñosa perrita no empezó tan bien. Rumba fue rescatada, querían deshacerse de ella lanzándola a un río, un montón de agua que ella recuerda que crujía y sonaba en sus oídos como un torrente de miedo y angustia. Nunca olvidará ese momento! Pero, como cada animalito en este mundo tiene también su “angelito de la guarda”, fue rescatada, por una familia que le brindó un hogar lleno de tranquilidad, paz y buenos momentos.

Fue así, entonces, que Rumba llegó muy tímida y asustada a la casa de  la familia Rojas,  mostrando sus orejitas hacia atrás y su colita entre las patitas, pues no sabía lo que le esperaba. Sin embargo, ganándose el cariño de todos, creció y creció hasta que se convirtió en un animalito muy saludable, con ojos color caramelo y una mancha blanca en su lomo.

Todo andaba muy bien en la casa de los Rojas.  Vivir ahí era muy cómodo: no le faltaban momentos de juego, tiempo para pasear, para comer, para engreirse con su familia pero, a pesar de ser una mascota muy feliz, a Rumba le daba miedo una sola cosa y eso era…

¡El baño!

A Rumba no le gustaba su baño semanal. Nada que tuviera que ver con el agua le traía buenos recuerdos. Prefería ser una perrita cochina, paseando su sucio y rechoncho cuerpito por toda la casa. Eso que te estén mojando, echando ese líquido espeso que hace espuma, frotándote hasta la carita, no, no iba con ella. No le molestaba ensuciar la sala, la alfombra y hasta la cama de cualquiera de los Rojas!

  • Así con las patas sucias no podrás ir a ningún lado- le decía su dueña con la toalla  en la mano lista para el baño.
  • ¡Guau!-  decía Rumba con bastante  miedo y escondiéndose debajo de uno de los sillones.
  • La decisión está tomada. Hoy te toca tu baño semanal -le decía con determinación su dueña.

Rumba se defendía con todo lo que podía pero,  invitándole una de sus galletitas preferidas,  enseñándole sus juguetes y haciéndole cariño, Rumba se dejaba convencer. Dando pequeños pasitos, siempre haciéndose la difícil y poco a poco, subía al segundo piso de la casa y pasito a pasito, casi empujándola, a veces parándose por un escalón y otras avanzando lentamente, llegaba hasta el baño. “Cuando me dejarán tranquila” -pensaba Rumba, en su camino hacia el último escalón.

Cualquiera diría que bañarse era un sacrificio. Qué va ! Rumba tenía una tina lista para ella, con agua tibia hasta la mitad, su shampoo especial, una esponja suave para hacer mucha espuma y  toallas secas y suaves para terminar el baño.

Ya no había marcha atrás.  Se abría el caño, un chorro tibio recorría el cuerpo de Rumba y ella, curiosa, se inclinaba en la tina para ver lo que sucedía. Su dueña le invitaba siempre un poco de agua con su mano, que ella lamía con cariño y gratitud y Rumba, finalmente, entendía que no debía tener miedo porque esto no se parecía al rugido del río ni a ese mal momento de pequeña cuando la quisieron lanzar al río.  Esa era otra agua y ese fue un momento que no valía la pena recordar!

Se sacude y  de un salto se mete al agua, salpica un poco y eso hace que su dueña se ría. Rumba empieza a sentir el agua caliente y poco a poco se acomoda. Para ayudarse y así mojarla toda, su dueña usa un balde y Rumba se empieza a relajar. Luego le ponen su shampoo y se lo esparcen por todo el cuerpo.  Rumba mueve su cola, está feliz porque se siente llena de  cariño y con todos los cuidados que siempre quiso tener. Lo que más le gusta es cuando la secan, pues la envuelven en toallas tibias y la masajean: orejas, hocico, lomo, patitas y panza. Una pasada de la secadora de pelo con aire caliente le da el toque final y Rumba se arranca escaleras abajo a buscar un rayito de sol en el jardín que le permita terminar de secarse y  calentarse.  “Qué rico es que te quieran y que te traten tan bien” -piensa Rumba.

Ahora si ya está limpia, feliz y podrá jugar por todos lados de esta casa entre la gente que tanto la quiere. “Si esta es vida de perro – piensa Rumba – es la vida que quiero vivir. Soy muy feliz” y bate su cola y su corazón late fuerte de gratitud.

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Estrellita https://unosdiasconbobby.org/2020/06/23/estrellita/ Tue, 23 Jun 2020 19:26:40 +0000 https://gycreativa.pe/2020/06/23/estrellita/ Estrellita Leer más »

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Estrellita

Texto, ilustración y audio: Sol Chaparro

Audio aquí

Profesora de Educación Inicial

Edad: 5 a 6 años

Era un día como cualquier otro en la galaxia. Estrellita, una pequeña estrella de la vía láctea estaba sonriente, como siempre, escuchando como conversaban las demás..  Ahhhh… Estrellita, siempre brillante y luminosa!

Como les contaba, Estrellita siempre parecía muy feliz, pero ¿lo era realmente? Tenía un problema que a veces, en el fondo de su luz, no le permitía estar alegre y era que no le gustaba compartir lo que sentía.

Estrellita creía que podía encontrar una solución a sus problemas ella  sola y por su propia cuenta. Así,  prefería mostrar siempre felicidad, alegría y sonreír, esa sonrisa que, para los demás,  caracterizaba a Estrellita  por sobre todas las cosas.

Sin embargo, un día cualquiera Estrellita se empezó a sentir muy pesada. Formas metálicas y rocosas empezaron a pegarse a su cuerpo, ella trataba de quitárselas de encima, pero no podía.

Sus estrellas amigas se dieron cuenta, le preguntaban  sorprendidas qué era lo que le estaba pasando, pero Estrellita solo se iba corriendo, escapaba y no quería hablar de su incomodidad con nadie, pues no sabía cómo explicarlo.

Esto hacía que cada vez se le pegaran mucho más rocas, tanto así que ya la pequeña Estrellita no podía casi moverse. ¡Qué pesada era su carga! ¡Estaba tomando la forma de un asteroide! Uno muy grande, oscuro y pesado. Dejó de tener luz, ya no tenía brillo y comenzó a apagarse y, por supuesto, a sentirse más y más triste y sola.

Así pasaba los días Estrellita, apagada, triste y oscura en medio de planetas, asteroides, cometas y un millón de estrellas. Pero sucedió que un día, una ráfaga muy fuerte la movió y se dejó llevar sin fuerzas y sin ganas.  Millones de asteroides en su recorrido habitual la rodearon y cuando se dió cuenta, estaba otra vez en la vía láctea, con su pesado, rocoso y metálico cuerpecito, atrapada entre muchas estrellas que no entendían de dónde y cómo había llegado este cuerpo extraño donde ellas.

No la reconocieron. Unas miraban con miedo, otras con curiosidad y algunas se empezaron acercar. En eso una de ellas, la estrella  más valiente, se puso a su lado y le dió tímidamente unos golpecitos. Estrellita, que estaba dentro de este cuerpo rocoso y oscuro respondió a su vez dando golpecitos débiles pero que fueron suficientes para que muy tímidamente, se asomara una lucecita que las demás reconocieron como la luz de una estrella. Poco a poco, la fueron liberando de las piedras que ya no dejaban casi respirar a Estrellita. Ufff, qué aliviada se iba sintiendo.

  • ¡Mira! se van cayendo! Cuando le decimos palabras bonitas las piedras van cayendo!
  • Vamos, sigamos dándole fuerzas, eso le da confianza y hace que desaparezca toda la carga que tiene encima!
  • Vamos, no dejemos de alentarla, de demostrarle nuestro cariño!

Entonces con más palabras de cariño, de aliento y de apoyo, Estrellita finalmente se libró de esa carga tan pesada que las piedras oscuras, metálicas y rocosas producían en ella y con ello, se libró también del miedo, de la tristeza y comenzó a sentir un cosquilleo en su cuerpecito. Sí, sin duda, era la confianza en ella que la invadía por completo.

Fue así que cuando cayó la última piedra, Estrellita estiró sus manitas, se infló de mucha alegría y destellos y luces brillantes salieron de cada una de las partes de su cuerpo.  Luz de alegría, de felicidad, de seguridad y de confianza en ella. Se acercó a cada una de las estrellas y les agradeció con un abrazo muy grande. Sin su aliento, no hubiera podido lograr y sentir las emociones que en ese momento brillaban dentro de ella ¡Qué ligera se sentía! Ya no tenía ningún peso encima. Se propuso desde entonces compartir mucho más sus emociones, sus momentos buenos y no tan buenos y comprendió que las amigas pueden lograr lo que nadie es capaz de conseguir. Ahora está tranquila y feliz, compartiendo su alegría con toda su familia  en la vía láctea.

https://elpezencasa.com/cuento-estrellita/ Escúchalo: https://sptfy.com/51mf

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Melia la Astromelia https://unosdiasconbobby.org/2020/06/12/melia-la-astromelia/ Fri, 12 Jun 2020 22:56:48 +0000 https://gycreativa.pe/2020/06/12/melia-la-astromelia/ Melia la Astromelia Leer más »

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Melia la Astromelia

Texto e ilustración: Sol Chaparro

Profesora de Educación Inicial

Edad: 4 a 5 años

Había  una vez…

Un momento, se supone que yo iba a hablar sobre una flor hermosa en cambio veo un simple semilla.

-¿Algún problema? continúe, continúe….-

Ajam…los días de verano se acercaban y una pequeña, chiquita y dulce semilla descansaba en la tierra junto a todas sus hermanas. Parecía que hacía poco las habían sembrado….

-¿Disculpa? Pero de chiquita no tengo nada, pronto seré ¡muy pero muy grande!-

Bueno, continuemos la historia…

 Melia, la semilla, descansaba junto a sus hermanas debajo de la tierra, unas más arriba, otras más abajo, una al costado de la otra, todas esperaban pacientemente a que llegara la hora de su baño.

  • ¡¿Bañarse?! Pero no quiero, hace mucho frío!-

Pero Melia, no sabes lo bueno que será para ti, es un baño que no solo te limpiará sino que te dará nutrientes que te harán bien para que crezcas.

  • Yo creceré por mi cuenta! No necesito ayuda de nadie.-

Entonces Melia se acomodó bien en la tierra y se echó a dormir. De pronto, una gotas de agua empezaron a caer y la tierra que, antes era caliente y seca, se puso más húmeda y fría.

El agua en la tierra corría  en busca de las semillas y ellas  muy contentas la recibían. Todas claro,  menos una, ¡sí es Melia! Ella no estaba dispuesta a recibir  su baño diario. Esquivaba cada gotita y chorro de agua que estaba por llegar. Se le veía muy determinada, pues creía que  ella sola sería capaz de crecer y florecer.

Pasó el tiempo y sus hermanas  empezaron a hacerse más fuertes, a algunas ya les había crecido un tallo, otras ya les aparecían una, dos y hasta tres hojas, inclusive algunas ya tenían brotes de flores, todas conversaban y se les veía muy contentas. Todas menos una, claro sí de nuevo es Melia, que seguía siendo pequeña, chiquita y dulce semilla, aunque podría decirse que también un poco traviesa.

  • ¡Hey!  te dije que pronto seré muy pero muy grande.

Pero Melia si no recibes tu baño diario no podrás crecer.

  • Pero…. pero, yo lo puedo hacer sola, no lo necesito

Yo creo que sí, mira como ayuda a tus hermanas, se les ve muy grandes y fuertes. Además, están viendo muchas cosas interesantes.

-¿Ah si? ¿Cómo cuáles?

Deberás preguntarles a ellas qué es lo que ven.

Fue entonces que Melia se acercó donde sus hermanas y una por una le fueron contando todo lo que veían. Unas decían sobre una luz grande y  brillante que se llamaba sol, otras sobre unos seres que vuelan,  que dicen que se llaman aves, también que habían conocido otras flores, plantas y árboles que eran sus vecinos y que se llevaban muy bien con ellas.

Melia quedó sorprendida de todo lo que estaban conociendo sus hermanas que comenzó a sentir curiosidad por hacer realidad todo lo que ahora solo estaba en su imaginación. Pensaba y pensaba hasta que tomó una decisión:

  • ¡Aaagh! Está bien, creo que le daré una oportunidad a esa agua famosa.-

Así fue que Melia, la pequeña, chiquita, dulce, traviesa y ahora determinada semilla se quedó muy quieta, el agua apareció y volvió a humedecer la tierra seca y caliente. Melia, un poco asustada, veía como el agua poco a poco llegaba donde ella.

-Tengo miedooo ¿No pasará nada no?

Tranquila Melia, será por tu bien, aquí estoy yo y tus hermanas, estaremos contigo.

Melia, más tranquila, respiró profundo y fue así que llegó una gota de agua donde ella y con esa llegaron muchas más. Abrió los ojos y empezó a sentir como sus pequeñas raíces se hacían más fuertes y grandes. Con el tiempo la pequeña, chiquita,  dulce, traviesa y determinada semilla creció y creció hasta que se convirtió en una hermosa flor. Hoy la visitan muchos insectos, aves,  ha hecho nuevas amigas y los rayos del sol siempre le dan una cálida bienvenida. Ahora sí puede disfrutar junto a sus hermanas de todo lo que la naturaleza le da, de la cual, sin darse cuenta, hoy forma parte ella también.

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El monstruo que se lleva las medias https://unosdiasconbobby.org/2020/06/08/el-monstruo-que-se-lleva-las-medias/ Mon, 08 Jun 2020 00:22:28 +0000 https://gycreativa.pe/2020/06/08/el-monstruo-que-se-lleva-las-medias/ El monstruo que se lleva las medias Leer más »

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Cuento

El monstruo que se lleva las medias

Texto e ilustración: Sol Chaparro
Profesora de Educación Inicial

Edad sugerida: 3 a 4 años

¿Alguna vez te ha pasado que has ido al cajón de tu ropero y no has encontrado una de tus medias? ¿Esas de estrellas, de puntitos de colores, de rayas incluso esas que tienen un huequito en el dedo gordo del pie? A mí sí, y muchas veces.

Zaac, era un monstruo naranja con puntos verdes, gordo, redondo y grande, con manos y pies que terminaban en cuatro garras, tres ojos, una boca grande con un colmillo afuera, con un pequeño mechón rojo donde se escondían dos cuernos marrones y una nariz que, a pesar de ser diminuta, era muy potente. A pesar de su aspecto bastante monstruoso, era muy cariñoso y tierno. No era de muchas palabras y su pasatiempo favorito era buscar medias, pero no cualquier media, si no las apestosas, de esas que usas el día entero y mejor si es que has tenido un día de juegos y deporte.

Este encantador monstruo olía con su potente nariz toda la ciudad en busca de las mejores medias e iba por las noches a las casas de los niños. Entraba por las rendijas y por debajo de las puertas, pues su cuerpo era como un malvavisco, gomoso y apachurrable. A pesar de que le gustaban los olores fétidos, él olía a cereza, por eso cada vez que entraba a una casa las personas sentían un rico y delicioso aroma.

Una vez dentro de las casas buscaba en los cuartos de los niños, bajo las camas, sobre las sillas y, obvio, dentro de las zapatillas de deporte porque, como hemos dicho, ahí estaban sus medias favoritas. Sin hacer ruido, buscaba y buscaba ¡una, dos y hasta tres encontraba! Incluso iba hasta la canasta de ropa sucia, dónde se escondían las medias más apestosas y cochinas, las recientes y las de días anteriores, ¡esas eran las mejores!

Pero….te preguntarás ¿Por qué Zaac iba detrás de las medias más apestosas? Pues, porque Zaac era de un planeta muy lejano llamado “Patacaliente Auch!”. Zaac vivía ahí con todos sus amigos monstruos que, como él, eran grandes y tenían también olor a fruta.

Un día Zaac decidió irse de viaje y llegó a la tierra. Le llamaba mucho la atención lo diferente que era de su planeta. Por lo pronto, le asombró mucho que hubiera día y noche. La tierra se oscurecia, la luz del día duraba un tiempo y, llegada la noche, había que descansar y dormir. En «Patacaliente Auch»! solo había sol y Zaac y sus amigos siempre estaban ocupados trabajando y divirtiéndose. Le gustaron los paisajes, las playas, los bosques, los animales y las diferente plantas de la tierra ¡Zaac estaba maravillado!

El inquieto monstruo veía con sus tres ojos que, llegada la noche, cada casa apagaba sus luces. Poco a poco Zaac empezó a quedarse sin nada que hacer. Miraba por las rendijas de las casas a los niños y a los adultos que dormían tan plácida y tranquilamente que él también quiso probar. Sería la primera vez que dormiría y, con mucha emoción, decidió buscar la forma de cómo podría soñar igual que los demás.

Investigando, se dió cuenta que tomando un té caliente lo podría lograr. Pero cuando lo hizo y llegó la hora de tomarlo, estaba tan caliente que al final se quemó la lengua. El pobre monstruo terminó muy adolorido pero no se rindió y siguió investigando. Luego escuchó que contar ovejas sería la solución a sus problemas de sueño. Se echó debajo de un árbol y se puso a contarlas. El problema era que en vez de darle sueño, al gordo Zaac le empezó a dar hambre y pensó en buscar una oveja para saciar sus ganas de comer.

Cuando se disponía a ir por la oveja pasó por un basurero. En eso sintió un olor, uno que nunca había sentido antes y si, el maravilloso olor venía del interior del basurero. Se paró en seco, se acercó y no dudó en buscar ese olor que era tan nuevo para él.

En eso encontró una media. Una tan apestosa que cuando la olió Zaac cayó en un profundo sueño.

Fue entonces que este simpático monstruo descubrió que oliendo las medias apestosas de los niños, podía conseguir un delicioso y apacible sueño.

Zaac decidió, entonces, quedarse a vivir en la tierra buscando cada noche una nueva media para oler y así poder dormir.

Pero no te preocupes que tus medias luego de dos días aparecerán en su lugar ¡y limpias!

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Cuento. ¡La aventuras de Simón! https://unosdiasconbobby.org/2020/05/19/cuento-la-aventuras-de-simon/ Tue, 19 May 2020 21:41:36 +0000 https://gycreativa.pe/2020/05/19/cuento-la-aventuras-de-simon/ Cuento
¡La aventuras de Simón!

Texto e ilustración: Sol Chaparro
Profesora de educación inicial.

Edad sugerida: 5 a 6 años

En una mañana cálida y amigable, donde el sol entraba por la casa de la familia Rey, salió de su cama un gatito cálico llamado Simón. Él, junto a sus hermanos, eran nuevos en el barrio, pues habían nacido hacía poco. Simón, luego de un bostezo grande, decidió ir a caminar y buscar nuevas aventuras.

Mientras lo hacía, se cruzó con un espejo enorme. Entonces, al mirarlo, vio un gato al frente suyo y se acercó a saludarlo. Sin embargo, cuando se dio cuenta que el gato hacía las mismas mímicas que él, se pegó tal susto que se escondió debajo de un mueble rojo.

  • ¡Simón, Simón, ¿dónde estás?- lo llamó una voz dulce y suave. Simón sacó su cabecita por el mueble y dijo –”aquí estoy mami”- . Ella lo estaba buscando, ya que al despertarse no lo había encontrado.

Simón le contó a su mamá que había visto un gato cerca que le daba miedo y le señaló el lugar. Su mamá al ver dónde estaba señalando Simón, se dio cuenta que era un espejo y con una sonrisa encantadora le dijo:

  • “Tranquilo mi pequeño, que solo es un espejo. Ven vamos juntos a mirarlo de nuevo”- Y con una de sus patas logró sacar al pequeño gatito asustado. Simón se armó de valor y decidió ir a investigar, ya no tenía miedo pues estaba junto a su mamá.

Al mirarse, su mamá le dijo que era su reflejo y que se estaba viendo a sí mismo. Entonces, Simón que estaba escondido detrás de una de las patas de su mamá, decidió salir ahora más confiado y sorprendido, ya que era la primera vez que se veía.

Se dio con la sorpresa que era un gato que tenía tres colores diferente:, blanco, negro y naranja, estaban todos repartidos por su cuerpo. Tenía el pelo corto, él se acordaba haber visto a su tío que tenía pelo largo y gris.

Su mamá al verlo confundido, le contó que cada gato era diferente y que podían haber gatos de muchos colores como pardos, negros, blancos así como él que tenía más de un color. Simón, asombrado, empezó a buscar si tenía más colores en su cuerpo y se topó con sus bigotes blancos largos y gruesos.

-”¿Mamá, para qué sirven estos bigotes?”- preguntó Simón mientras se los miraba y los tocaba con su pata. Su mamá le explicó que servían como receptores, pues ayudaban a sentir lo que había alrededor, pelos duros y largos pero muy importantes para ellos.

Luego, Simón chequeó sus ojos enormes y sus orejas grandes. Su mamá se dio cuenta de la curiosidad de Simón de conocerse, así es que se acercó a la altura de él y con sus ojos grandotes lo miró y le dijo que sus ojos lo podían ayudar a ver mejor y más claro de noche. “Ya no tendrás miedo de noche”, le dijo. Además, mientras Simón creciera sus ojos cambiarían de color hasta llegar a ser marrones, verdes, amarillos o azules.

Simón sorprendido se miraba sin cesar los ojos y esperaba ansioso por crecer y ver de qué color serían. ¿Serán verdes como los de mi mamá o se quedarán azules?- se preguntó.

La mamá de Simón con una pequeña sonrisa, le lamió las orejas y le explicó que ellas ayudaban a escuchar ruidos que los humanos no podían. Además, podían moverlas por todas direcciones hacia el sonido que estaban oyendo.

Simón emocionado se puso a buscar todos los sonidos que podía, escuchaba los sonidos de la calle, una bicicleta, un niño en su skate, un carro con música, entre otras cosas. Simón amaba conocerse.
Con mucha curiosidad se miró las patas y vio que eran acolchadas. En seguida miró a su mamá y le preguntó sobre este nuevo descubrimiento.

Su madre le dijo que esas almohadillas eran muy fuertes, resistentes pero a la vez sensibles. “Son fuertes porque no dejan que objetos afilados como espinas puedan pincharlos, pero son muy sensibles a las temperaturas muy calientes. Así mismo, al ser tan suaves -cuando se mueven- lo hacen de forma silenciosa y sin hacer ruido”, dijo mamá.

Simón estaba maravillado! Le encantaba que su mamá le enseñara todo sobre los gatos. Entonces dio un fuerte bostezo y vio sus grandes colmillos, muy necesarios para comer su alimento favorito, el pescado.

Más abajo Simón vio su lengua y antes de cerrar su boca decidió tocársela y la sintió áspera. Intrigado le preguntó a su mamá: -”¿Por qué nuestra lengua es tan áspera mamá?”- . Con mucho amor su mamá lo volvió a lamer y le dijo que servía como un pequeño cepillo que barría con todas las partículas que habían en su pelo, quiere decir, que los ayudaba a estar limpios.

Cuando su mamá terminó de contarle a Simón sobre su lengua, ya era la hora de la comida. Entonces junto con su mamá y sus hermanos fueron a la cocina para comer su rico pescado.
!Qué maravilla! Simón ha aprendido mucho sobre los gatos y sobre él mismo.

Ya con la barriguita satisfecha, a Simón le empezó a dar mucho sueño y de un bostezo se echó a dormir. Su mamá, con una tierna mirada, cargó a su pequeño gatito con su boca y lo llevó a su cama. Simón soñó con todas las cosas nuevas que había aprendido. Una nueva aventura más para este curioso gatito.

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